Naturaleza Muerta
Ésta debería ser la madre de las explicaciones de toda la enmarañada trama que se empezará a desenredar para ti. Éste texto debería ser francamente un astrolabio, un arriba cardinal hacia donde mirar cuando simplemente los espejos se rompan porque no soportan más las cosas muertas. Ahora debo escribirlo.. no soporto tanta presión
domingo, septiembre 12
Dos cuecas y tres décimas
Ostenta diez primaveras
y ya es cabro connotado
Cristóbal se llama el ángel,
el Querubín desahuciado
Ni gil pa’rrepentirse
ante el actuario
cuando está de famoso,
sale en el diario
Sale en el diario sí.
Cayó precioso
mientras siguen libreta
los venenosos
Le faltó leche en tarro
cabro Cisarro
Mer(cue)ca
Juro que no me propuse
competirle al molinero,
si voy con quintal de harina
es porque ando de burrero
Ahora el Señor Alcalde
se me hace el leso
siempre que ando cargado
me quita un peso
Me quita un peso sí,
me pide ganga
es cliente frecuente
de mi mandanga
El Subteniente Arturo
siempre anda duro
Cuando el mes de agosto abría
Cuando el mes de agosto abría,
hacen veinte carnavales,
hubo envidia en los rosales
por verte que tú nacías.
Y también --¿quién lo diría?--
te envidió el mes de los gatos
y fue, sin querer, retrato
al tratar de superarte.
Se pintó de ti con arte
Te copió con arrebato.
Cuando supo que tus ojos
casi estaban por abrirse
se apuró, para lucirse,
con desdén y con enojo:
'Basta ya de este despojo'
al cerezo le gritó,
a florecer le obligó;
y sus blanquecinas flores
imitaron los colores
de tu piel y su calor
Hizo al sol volver de lejos
pa’lumbrar más las mañanas,
y por copiar tus pestañas
tiró rayos de sol viejo.
Quedó agosto satisfecho,
se calmó para mejor
y ya de mejor humor
dijo: 'Basta de regaños,
si abres tú con tu cumpleaños
cierro yo con esta flor'
jueves, junio 10
El nombre de Dios
En los primeros días, los montes y la patria de la flor se hicieron de agua
y le dieron a la niña de mamar,
mientras abría los ojos y sus pestañas eran como rayos de sol.
Creció y habitó la tierra en la eterna y cambiante madrugada;
plantó semillas en la niebla y de ellas nacieron las calles de la Ciudad Propia,
que tenía una plaza en donde destacaba, majestuoso, el árbol que da por fruto la uva de topacio, toda sol y toda noche.
(Cuando llovió sobre la ciudad, llovió leche)
Aprendió la orfebrería --oficio honesto-- y fabricó pailas de cobre que sus nietos usaron para preparar mermelada y zumo de grosellas.
Durante años la ocupó la búsqueda de su nombre: abandonó los trabajos y a veces la Ciudad.
Comprendió luego, que su nombre era un mosaico hecho con todos los días de su vida y con todos los lugares que la abrazaron, que la esperaban
Y en la Ciudad, como coda refulgente, amaneció.
Desde la venida del sol hasta el ocaso se dejó encontrar, seducir por los sucesos,
aprendió el idioma de las aves y jugó a esconder los ríos,
incendió sabiamente los secretos, encaró al silencio (y ahora son amigos)
se parió a sí misma doscientas veces:
el rocío de sus pechos fue llamado por todos: la verdad.
domingo, abril 11
Buen día
le abro los ojos al sol con ternura
y borro las estrellas del cielo.
Hago nacer la luz y lleno la tierra de bosques;
al séptimo segundo descanso de saberte verdadero.
Creces, buen día, y a veces me sometes
a tu brevedad interminable.
Me ignoras y me bañas de soledad amarga
y yo te indiferento sin querer y nos encierro en las horas.
Pero también nos sucede, buen día,
que caminamos de la mano, compartiendo luces
como si fuéramos siameses hijos de un mismo dios.
Las veces más llenas te veo morir y muero contigo,
en una agonía naranja
y en canciones lentas.
Buen día, día antiguo:
haces brotar tu último aliento sobre la cordillera negra
y es un adiós perenne que me acaricia el pelo.
Luego viene el dolor: me arrebatan tu panegírico
y te sepultan en almanaques
y te llenan de santos y de batallas y de ataúdes.
Yo, impotente, tan sólo puedo olvidarte o llenar tu memoria de un beso
de palabras luminosas
de un hoy mosaico que nace de tu cuerpo
preso en el mausoleo de la primera de tantas mentiras: el tiempo.
viernes, febrero 26
Para hacer florecer la distancia
Que crezca tanta maleza en el atlántico que nos haga olvidarnos y desconocernos como hace tiempo.
jueves, octubre 29
Antología de inconclusos
Apuntes po-éticos
I. Sembrar la duda
Un jóven sube a la 103 con la cara pintada de blanco y negro. Los pasajeros lo ignoran, no quieren ver su transgresión (yo tampoco).
Me pregunto con angustia
Consecuencias del descubrimiento de la precisión de los relojes
Tengo pena.
Hace poco noté lo rápido que se me ha ido cuantificando la vida; es que antes jamás habría sabido afirmar
Mea Culpa y plan de acción
Lo han logrado con el tiempo, han saciado mi sed de linde.
Ahora estoy aprendiendo a saber cuando
De como las cosas huyen de mí
amé y amé y amé lo que era mío"
Así me hallé con la urgencia de hacer algo más visibles los finos hilos que me unen a las cosas... a "mis" cosas.
La danza interrumpida de trajes y trabajos
domingo, octubre 25
Mosaico Yoico
yo lugar
yo granja
Yoyermo
Yoyesca
yo-yó
(yon-yang)
Yo, repiza de mártires de yeso
herbario, anaquel de granos de arena
yo, ciudad de los silencios,
prefigura de las palabras
Yo: aquello que siendo cada vez lo mismo
es siempre algo nuevo
y singularmente distinto
en el encuentro
Yo: acalorado debate taxonómico
¿país de lo sagrado
o mar de todos los ríos?
alfa y omega (digo yo)
lunes, septiembre 28
Noúgrafo
De entre las muchas reelaboraciones posibles, a mí me gusta pensar en los lugares de posibilidad de las cosas.
No me mueve el deseo natural de saber (saber, deseo, naturaleza: cuánta agua bajo el puente) sino el mito de la profundidad. Busco incansablemente los cimientos sobre los que reposan las palabras y las miradas y los pasos --se corresponde maravillosamente con un nuevo tópico que actualmente me ocupa: las cosas que no se dicen.
Parado en el mito de la profundidad (y el mito es el lugar de posibilidad de estos poemas) pienso en el fragmento invernal de la obra de Julio Florencio: Algunos capítulos lamentables de Rayuela, como la muerte del pobre nene o el paseo parvulario con la pianista; quizás los cuentos de "Las armas secretas". Todas esas ficciones son posibles --me digo-- desde una mañana fria como la de hoy: lumínica, grisácea, como un brote tímido, como las ganas de un abrazo que se intuye. Una caminata como esta pudo ser la matriz de aquellos árboles negros que se asemejaban tanto, en conjunto, a la incompletitud.
Los lugares de posibilidad, los sustratos, el suelo fértil. Borges buscó alguna vez el subsuelo de Don Quijote y yo creo que lo halló, de forma admirable. Pero bueno, vamos a otra cosa: los titulares, la fiesta que se inaugurará mañana cuando haya sol y otras cosas redondas. Basta con la biblística blablásica.
Hoy, en una ruta nueva, pienso en los lugares de posibilidad de un momento ético (ampliamente entendido pero eso requeriría dos besos sintéticos una mirada honesta y un gesto, todo en un silencio confidente). Juguemos a la dialéctica: presencia, lejos, caliente, mentira, prima vera, necrónomos, ver, soledad.
Sí;
porque el lugar de posibilidad de la distancia es la soledad y la soledad es un poco así:
como un laberinto de espejos, todos velados.