Ésta debería ser la madre de las explicaciones de toda la enmarañada trama que se empezará a desenredar para ti. Éste texto debería ser francamente un astrolabio, un arriba cardinal hacia donde mirar cuando simplemente los espejos se rompan porque no soportan más las cosas muertas. Ahora debo escribirlo.. no soporto tanta presión

martes, octubre 14

Necrología de la casa

I

Indiferente a tu misterio recibo todos los días el sol en mi ventana.
Tu patio frondoso me pareció siempre tan verdadero; te asumíamos vagamente habitada (por nosotros, por aves pequeñas, por perros y gatos que entraban a veces).

Recuerdo una vez entre tus sendas: un hombre en un sillón viejo. Recuerdo a veces las ventanas abiertas clamando por el sol que siempre te quité (mi edificio tiene nueve pisos).

La verdad es que fuiste siempre espejo de las estaciones; la verdad es que, además; reflejabas tantas cosas. Y yo siempre tan tolerante: tolerante con tus bordes, yo impermeable, yo lejos, yo defendiendo fronteras.

Jamás pude hacerte una confesión: te pensabamos viva de muchas maneras.

II

Fue un disparo en las sienes, fue un estruendo asbestoso, fue la luz añorada con nostalgia, fue refugio de otros ojos, fue tántas veces: Botaron tu techo, te abrieron los sesos, escaparon ánimas enjauladas y quedaste abierta.

Yo que jamás había pensado en tus bordes, yo que te pensaba tan sutilmente discreta, tan finita: cuando tu cielo no fue más raso intuí: Agradecía esa permeabilidad que nos negaste.

III

Hoy solar, horadan tus entrañas; tus ladrillos impregnados de pasajeros anónimos, de simulacros curiosos, de fauna irrelevante... tus ladrillos yacen cada uno iluminado, cada uno distinto, desintegrado: es verdad que has muerto.

Yo te miro (miro tu vacío, miro tu persistencia) y me dices que me guarde celosamente, que me deslinde tibio del frio, que reafirme mi finitud. Preconizas la transparencia de saberse denso y distinto. Yo, que mantenía mis jaulas abiertas, me he dado cuenta que he sido solar: he muerto en aquel suicidio más de alguna vez.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Bello!
Siento que eres más sincero, más directo de cierta forma, o más profundo en abarcar una necrología que como yo lo haría, y eso me hace admirar esto.
Siento además admiración por esa mortuoriedad que no he sentido nunca, por ese estado de ánimo de casa...

__

Yo cacho que debes haber leído Carpentier alguna vez, sino: te recomiendo leer "Viaje a la Semilla".