La victoria tiene un sabor ineluctable a Ship Papaya. Los laureles y otras postales mediterráneas nos acometen con sorna... como para mostrarnos cuán obviamente distinto sabe el oro.
Emociones vulgares en momentos vulgares.
Un anhelo desvelado y con gusto a ron (del malo) me tuvo pensando en tí a deshoras, en vigilias que rezumaban noches mal dormidas y ropa vieja. Qué hacer con la alegría... abandonarse al mareo y restarse años con determinación y un móvil sobre-averiguado.
Mucho fue una farsa: el bronce, la música, las caras llenas de polvo y de un rubor vergonzoso y dominguero.
Hubo también cosas verdaderas: el afán sincero aunque nublado, tus ojos asesinos, tu cara redonda de luna tibia; el sabor que ya se me olvidó: el gusto prescindible y caducifolio del beso que nunca me diste.
Ésta debería ser la madre de las explicaciones de toda la enmarañada trama que se empezará a desenredar para ti. Éste texto debería ser francamente un astrolabio, un arriba cardinal hacia donde mirar cuando simplemente los espejos se rompan porque no soportan más las cosas muertas. Ahora debo escribirlo.. no soporto tanta presión
martes, julio 28
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3 comentarios:
Vive la paradoja y no molestes más.
Un abrazo.
Jaja, me recuerda a la semana xD.
INDOLENTE CULIADO! xD
Más te vale mantener actualizado el blog ;), y pagar el polerón de séptimo xD.
Ja!
¿Probaste leerlo al revés? He ahí la verdadera sorna.
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